Cultivar la Atención Plena, Mindfulness.
Cultivar la Atención Plena, Mindfulness.
Hemos corrido todo el día, hicimos muchas cosas, lo sabemos porque este cansancio no nos deja fuerzas para nada y, extraño, no recordamos muy bien qué fueron esas cosas que hicimos, algo sentimos haber perdido en el camino, algo dejamos de vivir o lo hicimos a media. Confusos, agotados, nos preparamos a descansar. Y no podemos hacerlo.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué vivimos así?
Sí, la respuesta llega rápida “el ritmo de la época con sus exigencias, el trabajo cada vez más competitivo, la lucha para obtener un pedazo de sol en esta jungla de cemento” Todas ciertas, todas atendibles. Pero ninguna inmodificable.
Pero ¿cómo modificar todas esas horas de trabajo, esos viajes en el transporte público atestado, o los embotellamientos que nos limitan a quedar atrapados dentro del coche durante un tiempo que parece interminable? Y luego, las listas de cosas a comprar, pagar. La familia, los problemas domésticos que exigen urgente solución.
Y así la vida va pasando.
Nuestro cuerpo siente sus efectos, protesta y nos señala que algo debe empezar a funcionar de otra manera, lo dice con síntomas, con pequeños dolores que luego se intensifican, y que parecen susurrar…
“Mejor detente,
No bailes tan de prisa.
El tiempo es corto.
La música no durará.
Escucha la música antes
que la canción termine”
¿Y si ensayamos otros pasos de baile?
Comenzar a marcarnos otros tiempos, otros ritmos, es detenernos unos segundos en el que estamos, es tomar consciencia de nosotros, es registrar, sentir, recorrer nuestro cuerpo escuchando sus latidos, percibiendo sus movimientos y texturas.
Es comenzar a Estar Aquí y Ahora.
Atención Plena. Mindfulness.
El volver la atención al momento presente, hacer un corte, deja una posibilidad de distanciarme de lo que me está sucediendo y desde allí poder observar, sin juzgar, aceptando lo que es, para poder actuar de otra manera y tal vez dar una respuesta más adecuada a la situación. Cortar el mecanismo impulsivo de acción-reacción.
Darnos cuenta de que nada es permanente, todo pasa, nos aleja de esa situación de aferrarnos a algo, cualquier cosa. Nos permite comenzar el camino de la ecuanimidad, sin apego ni aversión, así podremos dar otras respuestas y actuar desde un lugar más justo y reflexivo en lugar de quedarnos rumiando eternamente nuestros problemas, este dar vueltas y vueltas sobre lo mismo, que solo lleva a depresiones.
Simplemente estar presente. Permitir, aceptar lo que la vida nos trae, dar la mejor respuesta en el mejor momento posible.
Para vivir mejor.
